Vistas de página en total

domingo, 6 de mayo de 2012

FELICIDAD.ES




Este es el primer año que no necesito llamarte, al final me has llamado tú a mí. A las 6 y media me despertó un pi-pi-pi repetitivo que me arrancó de mis sueños e hizo que me levantara a buscar el origen de ese sonido; era un despertador, el naranja ovalado de Ikea, ese que tú conocías, pues ya lo tenía cuando estuviste en Madrid. Lo apagué pero nada, encendí la luz para comprobar que le había dado al botón adecuado y te vi, sonriendo, burlona, pillina y desafiante…
—He sido yo, qué pasa? ¡Acaso non podo recordarche que hoxe e o meo día!
—Sí, lo sé, pero es muy temprano!!! (Me quejé mientras le daba vueltas a la aguja del despertador hasta pararlo) Hala me voy a la cama, luego hablamos… (Ya no estaba)
Me bajé, me metí en la cama y me tapé bien y «pi-pi-pi-pi-pi-pi» . Subí ya atacado y cogí el reloj y le quité la pila. Entonces me reí, pero me había desvelado ya. Y apareció otra vez:
—Anda no seas vago y escríbeme algo bonito!
Me eché a llorar, y se fue, pero entonces fui a su foto y le di un beso.
—Lo haré, le dije, verás como lo hago, pero no sé si te gustará... 

Te haré alguna monería con alguna foto en la que estés preciosa, sí, eras muy guapa y lo sabes, lo sabías……Guapa, sí, pero demasiado católica para mi gusto, siempre a misa, todos los domingos… Sabes que cuando estuve en Lugo pasé por la iglesia de la Soledad con Manuel y le conté lo mucho que te gustaba ir a misa de seis y me obligabas a ir contigo; algún día te odié por eso. Lo siento! Lo siento mucho; siento haber sido tan rebelde, siento haberte hecho sufrir, pero lo que más siento es que te hubieras caído. Siento tantas cosas, unas para bien y otras para mal…

Ves, al final has conseguido que te escribiera. Te gustaban mis cartas, mis fotos, mis aventuras por el mundo, mis postales. Sé que yo te gustaba, estabas orgullosa de mí, pero te lo callabas, pero a mí sí que me lo decías. Aceptaste a Manuel sin preguntas, como antes habías aceptado a otras de mis parejas que conociste. Siempre tan natural, siempre tan moderna, pero tan jodidamente católica. Te empeñaste en que te quisiera como a una madre y lo conseguiste, puñetera. Y te fuiste sin venir a Finestrat, y ahora te has quedado aquí, te sientes cómoda, lo sabía, te gusta el calor, ya no necesitas tus «mañanitas», ni tus «refajos». También sé que por fin has ido a la Argentina, tu gran sueño y que paseas cada mañana por Portsmouth Road del brazo de Papá, parándote a hablar con las vecinas, y que sigues ayudando a Papá a hacer trajes por las tardes y que me estás haciendo una colcha de ganchillo por las noches frente a la tele. Yo también lo sé todo de ti, te sigo los pasos y de vez en cuando te saco a bailar y canto delante de ti alguna de mis canciones y te veo llorar de felicidad cuando me ves besar a Papá. Sí, era tu única espinita, querías que le quisiera y ya ves, le quiero tanto como a ti. 

Estoy deseando ir con vosotros a Croidon. yY también pasear los cuatro juntos por tu parque favorito: Oaks Park, mientras me cuentas una vez más tus aventuras en ese país, luego volveremos al 187 de Portsmouth en Cobham, en nuestro «mini» color coffee, y nos servirás un té en el jardín lleno de las flores que con tanto amor cuidas para la alegría de Papá, y sacarás tu exquisita applecake que elogiaremos una vez más y charlaremos todos de la vida, nos reiremos al recordar mis travesuras, y también de las tuyas, y narrarás una vez más como engañabas al abuelo para poder ver a Papá cuando erais novios llevando las vacas a pastar al prado más cercano a Tuiriz. Nosotros te contaremos lo bien que se nos han dado los tomates este año y te hablaremos de la cantidad de cerezas que nos comimos, te ensaré un montón de fotos de lo bonita que nos ha quedado la casa y de las muchas flores que tenemos en el jardín que hizo Manuel junto al hórreo. 

Me gusta verte tan feliz al sentirme feliz, y me dirás una vez más que al final me salí con la mía de volver a la casa de la nunca quise salir. Me preguntarás por enésima vez si os he perdonado por arrancarme de allí y yo te daré las gracias por enseñarme el mundo que nunca hubiera conocido si no me llevaras contigo… Pero has de entender que ese es mi lugar, mi hogar, mi paraíso, mi refugio de todo mal, mi alegría de vivir. Gracias por devolvérmela y llevarme de las orejas allí 44 años después. Gracias. Os quiero a los dos y ya sabéis que sois bien recibidos allí donde esté.

©Miguel Je 2012