Vistas de página en total

jueves, 29 de marzo de 2012

BUSCAS, PERSIGUES Y ENCUENTRAS (3)


SECUENCIAS 7 y 8

      — «¡Buenas noches Don Rafael!»
Saludó el portero a la vez que nos abría la puerta entera de cristal haciendo casi una reverencia.
    — «¡Buenas noches Narciso! ¿Cómo va tu mujer?»
    — «¡Ahí anda! Quejándose cada día un poco más.»  Caminó detrás de nosotros para quedarse en su mostrador sin llegar a sentarse… — «¡Qué descansen! …¡¡¡Y buenas noches!!! » (Dijo ya más bajito con cierto recochineo en su tono cuando se cerraba la puerta del ascensor al tiempo que movía la cabeza de un lado al otro, como si le hubiera entrado un tic.)

Antonio puso su índice en el Stop y el ascensor se frenó de golpe, Antonio puso sus dos manos sobre la cara de Rafael acercándola con pasión a la suya, las bocas juntas, un beso apasionado, las manos bajaron hacia el cuello apretándolo firme pero suavemente… Rafael apretó el botón 14 y el ascensor siguió subiendo mientras Antonio le apretaba los pezones, él con sonrisa lasciva se dejaba hacer. Por fin el ascensor se detuvo y salieron, no sin antes haberse cerciorado, los dos, ante el espejo, de que sus imágenes eran presentables; sus miradas se cruzaron al «otro lado» como si de «Alicia y su conejo» se tratara, se sonrieron, reflejaban una pareja perfectamente equilibrada; ambos se percataron de ello… Rafa rompió ese silencio con unas risas nerviosas pues de repente el ascensor le produjo claustrofobia y le entró ansiedad, pensó que en casa estaría más seguro. Le dijo bajito, al oído, muy cerca, rozando sus labios que tenía una reputación que preservar, Antonio giró la cabeza y le dio otro beso, esta vez fugaz, a la vez que empujaba la puerta externa del ascensor. Dejó que Rafa le guiara, la puerta estaba casi frente al ascensor: «14F»; éste introdujo la llave y giró tres veces y se abrió un hermoso mundo perfectamente iluminado. Podría ser una galería de arte, las paredes estaban repletas de cuadros: pinturas, fotos, grabados, collages; y otros en el suelo apoyados contra la pared. No era en absoluto un hogar para una familia, más bien podía ser la oficina de un diseñador, una galería de arte o un estudio de arquitectura, pero no la casa de un matrimonio heterosexual. Antonio se había quedado petrificado, de repente se acercó a un enorme cuadro en la pared de la izquierda, justo encima de un gran sofá de piel blanca; podía semejar a una bandera, le gustaban los colores, la textura… El arte contemporáneo podía embelesarle, un cuadro podía llegar a enamorarle y ese lo había hecho. Rafael que ya había cerrado la puerta, y dejado su abrigo de pura lana virgen, azul marino, sobre el respaldo del sofá situado en ángulo recto con el otro, se acercó a Antonio y agarrándole por la cintura le susurró:

      — «Lo ha pintado un amigo, se llama
     Christian Domecq. Me gusta que tengas                         
     sensibilidad para el arte… »
    — «Es precioso, estos colores están vivos, todos… Y éste, ¿eres tú?» Dijo girándo la cabeza.
Se miraron a los ojos una vez más. Antonio vio que le había mentido. No, su mujer no estaba en la India, al menos viva. Rafael se sonrojó. Esos ojos verdes tan alegres le ponían nervioso vistos tan de cerca.

    — «Mira aquí está la cocina, quieres un té, un café... Un mezcalito!!! He estado hace poco en Méjico y me han dicho que si te toca el gusano estás una semana de juerga…»

Sabía que tenía que explicarle el motivo por el que le mintió diciéndole que estaba casado pero realmente él tampoco sabía porqué lo había hecho.

    —«¿Una rayilla? … Soy un alto cargo del Ministerio de Cultura… Uno nunca sabe, te dije que estaba casado… Una tontería, una de las muchas que he dicho hoy!!!»
    Rafael sacó dos copitas del congelador y sirvió el mezcal, sacó su molinillo de coca del bosillo y dijo una tontería más:
    — «¡Regalo del agregado cultural de Colombia!»

    Jamás se había sentido tan inseguro, de repente tuvo la impresión de que sus palabras, lo que decía y lo que hacía era extremadamente cursi. Nunca se había sentido así, y menos ante un chapero. De repente se sintió fatal,  abochornado de saberse tan jodidamente clasista y prepotente. La sangre le subió a la cara, ruborizándose de purita vergüenza.

    —«¿Estás bien? ¡Estás muy colorado!»
    —«¡No es nada, darling…!

    Oh, no, otra vez!!! ¿Qué me pasa? Por primera vez se veía ridículo, Antonio a su lado tenía mucha más clase, era natural, tremendamente transparente...

    —«¿Darling?» ¡Qué mono! Y qué cursi eres!!!» Dijo Antonio riéndose mostrando su estupenda dentadura recién restaurada. «Se evaporará si no nos los bebemos ya.» Agarrando el chupito con su gran mano izquierda al tiempo que se acercaba a él y con la otra mano le ofrecía el otro mezcal: 

    —«¡Toma y bebe, gusano rojo!»

    (Continuará…)

    ©Miguel Je 2013


domingo, 25 de marzo de 2012

UNA NOCHE DE HORMIGAS JUGUETONAS


«Tanto esfuerzo para olvidar sólo sirve para recordar mejor.»
La noche se ha hecho real, no quiero saber ni siquiera quien soy, acabo de volver, abro los ojos y una pantalla de ordenador me pide que escriba. Mis dedos ejecutan movimientos y la pantalla blanca se va cubriendo de hormigas... Mi mirada desenfocada se pierde en una y entiendo el significado.
No sé si eran buenas otras épocas, no sé ni siquiera por que me fui, ni en que momento me perdí. Sólo conozco el presente, del pasado tengo vagos recuerdos. Abro una carpeta, es una pista de MP3, comienza una música. Parecería una pieza clásica de jazz de no ser por el rumor del mar. Acaba esa pieza y empieza otra de corte clásico, reconozco inmediatamente la melodía pero no la canta Sinatra, son dos voces: la de una mujer y la un hombre. Cantan en inglés, es una canción de amor. Vuelvo la cabeza y veo un perro negro jugando con un gato blanco a los pies de un hombre que lee un libro. Dejan de jugar, el gato se pierde y el perro viene hacia mí. Me mira mendigándome una caricia... Le llamo por su nombre y él se pone a beber. La gata sale de su escondite interrumpiéndole, Dean deja de beber para correr tras de Sol, inician una vez más su eterno juego. Otra canción, parece un tango. En efecto, uno moderno, casi podría ser un rap. Es la «revancha del tango». Tecleo al ritmo del bajo. Me paro y pienso donde estaré, qué paisaje veré si traspaso aquella puerta.
Suena un teléfono. Abres los ojos a otra realidad, una voz que reconozco y me da buenas vibraciones. Sonrío, no es la primera vez. Esta voz de mujer madura, sexy, seductoramente interesante, me anima a salir a cenar, una reunión para estar, principalmente, juntos. La cena es una excusa. ¿Necesitamos inventarnos motivos para reunirnos?
Repite ladrido el perro negro, reparo en la falta de agua, no tendré más remedio que levantarme y ver otra realidad ya. Acciono hacia arriba la palanca y sale un chorro de agua que corto cuando considero suficientemente lleno el recipiente azul, del que bebe Dean.
Vuelvo frente a la pantalla del «mac», es ya otro día... Hoy es lunes y pasa del mediodía. Recuerdo de repente el último sueño. Estaba en una habitación oscura, tenía la certeza de estar en mitad de una noche de perros, oía como la lluvia golpeaba en los cristales de la puerta que daba al pequeño balcón. Los pequeños cipreses se mecían con extremo ímpetu, pareciera que desearan levantar el vuelo. Una voz interrumpió mi placentera contemplación:
—«¿Estás despierto?» 
Y desperté. Abrí los ojos, ya no era la misma estancia del sueño, los cerré fuertemente deseando volver a contemplar los cipreses con el temor de que hubiesen iniciado el vuelo sin mí. Y volví, ahora me paseaba por la estancia con cuidado de no pisar a Dean. Me aproximé a la mesa blanca de estudio y palpando entre papeles encontré el tabaco que buscaba; miré hacia el balconcito y reconocí cuatro macetas, eran las mismas en las que vivían los cuatro cipreses pero ahora contenían geranios en floración. Pensé en lo mucho que me gustaría tener unos cipreses que se dejaran mecer por el viento.
—«Mañana remodelaré el balconcito», me dije mientras encendía un «Fortuna».
¿Se sueña de la misma manera con el pasado que con el futuro? Los geranios existieron lo mismo que los cipreses pero ahora sólo puedo verlos si cierro los ojos; curiosa paradoja. Ahora soy consciente de que algunos entes sólo puedo verlos cerrando mis párpados.
Una calada del cigarrillo y expulso el humo, lo devuelvo inconscientemente al cenicero fijándome en que se trata de uno de elaboración propia. Una sensación de vacío se instala en la boca de mi estómago; o no es un cigarro al uso o todavía no he comido, pueden darse los dos hechos a la vez... Se cierran mis párpados sin querer remediarlo. Me veo a mi mismo elaborando uno de mis particulares cigarrillos, el sol del mediodía me calienta el lado izquierdo del cuerpo. Miro mis pies dentro todavía de unas viejas zapatillas de felpa que un día fueron blancas, unas iniciales bordadas: «H D». Son un recuerdo de unas vacaciones en Barcelona. Recuerdos y más recuerdos, todos con la misma intención de atrapar momentos para siempre. Soy un coleccionista de buenos momentos. Los persigo, los planifico, me los invento y cuando lo consigo rescato algún objeto, otras veces hago fotos que algún día miro y me digo:
—«¡Aquí era feliz!».
La bipolaridad aceptada me hace ser así, acumulo recuerdos de los buenos momentos porque sé que no durarán, así cuando entro en el «bajón» sé que también terminará.
©Miguel Je 2012

miércoles, 21 de marzo de 2012

BUSCAS, PERSIGUES Y ENCUENTRAS (2)








 SECUENCIAS 5 Y 6


En pocos minutos llega al principio de la calle Almirante y camina aún más despacio. Se enciende otro cigarro, éste de manufactura propia con «avecrén» de su propia cosecha, la jardinería es otra de sus pasiones, y tiene mucha mano también para las plantas «ornamentales». Camina por la acera de la derecha y mira algún que otro escaparate. Pasa por la puerta de su peluquero, sonríe, mira enfrente y detiene su mirada en la placa de la puerta: Galería de Arte Moriarty. Recita casi susurrando:
— «Amor y arte, el amor por el arte, el arte de amar, amar es un arte…»
Luego le pone música y ya la tararea. Entonces empieza a escudriñar hacia el final de la calle. Ya hay chicos apoyados en portales.

Noche a noche fue haciéndose con las caras de sus compañeros, aunque procuraba no pasar del mero saludo; no pretendía hacer amigos, aunque a veces eso es algo que no se puede controlar.

Los coches pasaban lentamente, sus conductores miraban la mercancía que se les estaba ofreciendo. Un citroen AX blanco se paró justo unos metros delante de él.  Antonio se quedó sorprendido por un casco de obrero blanco que llevaba en la bandeja de la parte posterior. 
 — «Será un albañil, un arquitecto, un ingeniero… Y recordó una vieja canción de Elsa Baeza que empezó a tararear: arquitecto, ingeniero, albañil o leñador… No, era labrador… Al llegar éste a su altura el conductor abrió la puerta del copiloto  y Antonio se subió al coche, no sin antes haber mirado fijamente al conductor: un atractivo señor de poco más de 40 años con poblado bigote negro.
— «Tengo una cena preparada por mi excelente cocinera, es una pena que se enfríe, aunque siendo ya la hora que es (mira su carísimo reloj de oro mostrándolo bien) habrás cenado, seguro.»
— «¡He tomado un sandwich! Aunque no me vendría nada mal una buena cena para la que presumo será una larga noche de amor y sexo.» (Cuando dice «amor y sexo» le mira a los ojos y sonríen ambos)
— «Te vi ayer por primera vez y me has gustado, pero estabas ocupado, y he vuelto hoy, exclusivamente a buscarte…»
Antonio no le dejó terminar la frase y le besó en los labios. A punto estuvo de abrir la puerta del coche y largarse corriendo, pero no lo hizo, a cambio se entregó en el beso abriendo su boca y metiendo su lengua en la del «señor con bigote», dejándose ya arrastrar por la pasión. Así estuvieron unos minutos, callados, besándose… Antonio le acariciaba la nuca agradándole el tacto de su pelo y también el de su piel. Le olfateaba, le gustaba su olor a Esencia de Loewe. El «señor» se percató de lo que estaba haciendo y le susurró:
— «¿Te gusta como huelo?»
— «Me excita, y sí, me gusta. ¡Me gusta mucho…!»
— «¡Es Esencia... !»
— «Sí. Ya, la conozco…» (no dejando acabarle la frase)
— «¿Hace poco que te dedicas a esto, no?» 
— «¿A qué? ¿A ligar con hombres guapos y desprendidos? Hace menos de un mes.
El «señor» sonrió para acabar en carcajada sin dejar de mirar fijamente a los ojos de Antonio.
— «Eres puro encanto, ¡ojalá no cambies!»  
— «¿Por qué voy a hacerlo, me gusta como soy?»
Esta vez se rieron los dos. Antonio se encendió un cigarrillo de «los suyos» y se puso serio. Sin dejar de mirarle iba a hablar cuando su acompañante sacó del bolsillo una especie de molinillo de pimienta en miniatura y sobre una cinta de un cassette, la manipuló dejando caer un polvo blanco que con una tarjeta dividió en dos lineas mientras empezaba a hablar:
— «Me llamo Rafael, no acostumbro a irme con chaperos a casa pero tú pareces de fiar. Mi mujer está en la India y cuando salgo de trabajar suelo pasar por aquí camino de casa; se me ha hecho ya costumbre. ¡Toma! (entregándole el cassette después de haberse metido él primero una raya bien gorda) y… ¡Cuéntame tu vida!»
Antonio le pidió la tarjeta sin dejar de mirar el cassette (Stories of Johnny de Marc Almond) y empezó a hacer de su raya tres más chicas:
— «Me llamo Antonio, tengo 23 años, vivía en una ciudad del sur demasiado amargado. Mi vida había ido degenerando, no hacía nada, empezaba a ser un parásito… Lo dejé todo y me vine a Madrid con cinco mil pesetas. Así que de la misma manera en la que recibo esto (refiriéndose a la coca) pero cojo este poquito (esnifa) igualmente he escogido cobrar por hacer compañía. Necesito ganar dinero para estudiar en la escuela de Arte Dramático de Juan Carlos Corazza, y espero no cometer el error que ya cometí una vez,  cuando me enamoré locamente de un vecino casado. Quería dejar a su mujer por mí, y ponerme un piso, como si fuera «su fulana» y que no saliera; me quería sólo para él. 
¡No! Creo en el amor, pero ahora me interesa la interpretación, el dinero y el sexo. Por ese orden. Lo que quiero en mi vida se lleva mejor en soledad… De todas formas no renuncio a nada, y menos a la amistad. ¡Anda arranca! Empiezo a tener frío… Y me gusta amanecer en una cama.
Rafael no daba crédito, se había excitado como nunca y además se acababa de enamorar de un chapero o de un actor andaluz, posiblemente malagueño, por su acento.

(Continuará…)


©Miguel Je (2012)


BUSCAS, PERSIGUES Y ENCUENTRAS


Madrid, 29 de Septiembre 1991

SECUENCIAS 1, 2, 3 Y 4

«Otra noche aquí y hace ya un mes que dejé mi querida, pero demasiada provinciana, ciudad natal. Málaga es preciosa pero mis sueños están en la capital. No, todavía no me arrepiento de haberme ido y eso que en Madrid nada es fácil. Pero hay acción, que es lo que ahora necesito. Miro mi falso rolex para comprobar si es buena hora para lanzarme a la calle. Sí, es lo suficientemente tarde, ya están cerrando los pubs, ahora la gente empieza a moverse hacia las discos… Pero yo prefiero los «afters»; allí uno puede codearse con todo tipo de gente: actores, directores, chaperos, camellos, pintores, abogados, camareros, músicos, famosos, anónimos… ¡Necesito dinero! Me haré una «linea» antes de salir para animarme y aguantar todo lo que me pase hoy.»

Así, como todas las noches, Antonio escribía en una libreta sus aventuras: sensaciones y sentimientos. Llevaba poco tiempo en Madrid pero no le había ido nada mal. Había dejado su ciudad natal con cinco mil pesetas en la cartera, una bolsa de deportes con su mejor ropa, algunos libros, dos toallas y un juego de sábanas. Su pequeña cámara fotográfica en el bolsillo de su chupa roja de cuero, ambas regalo de su último «ex», también le acompañaban en ese viaje; las fotos eran su pasión, lo fotografiaba todo, bueno, todo lo que le gustaba, y, a veces, hasta lo que le desagradaba, pero que le impactaba. Ahora tenía dinero en un banco, ahora tenía un ático que había conseguido barato o gratis por «chupársela» al propietario, un famoso abogado laboralista con despacho propio en la más bonita casa de Chamberí, en la calle Sagasta justo enfrente del Restaurante Santander, donde le gustaba desayunar cuando los demás tomaban el aperitivo. Pero más que el dinero, a él le interesaba el cine y el teatro; tampoco descartaba la música, quería triunfar y volver a a Málaga de visita en un Golf Cabriolet granate... ¡Curioso! 


Se veía en el buen camino, hacía dos días un director de teatro le había ofrecido un papelito en una función que se representaba en un teatro importante, no tenía ni que hacer una prueba puesto que ya la había hecho esa noche, en la cama del, vicioso y maduro, dramaturgo. Era feliz, y eso, en definitiva, lo compensaba todo, siendo realmente lo que le importaba.

Esa noche vestía pantalón vaquero que le marcaba ligeramente el «paquete», camisa negra de Motesinos con botones de plata semejando calaveras de toro y una camiseta blanca interior de Zara, como broche calzaba unos zapatos clásicos «Lotousse» de ante, negros también. Vació sobre una rectangular bandeja de plata toda la «coca» que le quedaba en la papelina y con un tubo pequeño, también de plata, regalo de uno de sus amantes, alto cargo del Gobierno socialista, esnifó el polvo blanco hasta el centro de su cerebro, cogió un Marlboro de un paquete y pasó su lengua por el canto arrastrándolo por la superficie de la bandeja atrapando los últimos rastros de cocaina. Cambió el disco del «plato» que había dejado de sonar por otro que pudiera parecer escogido al azar, pero no, y sonó su canción favorita Raspberry Beret de Prince. Bailando cogió una «chupa» vaquera de Valentino y salió hacia el recibidor dejando una sola lámpara encendida y, por supuesto, sin apagar la música; era una de sus muchas manías: salir con música de casa. Le gustaba sentir como a la vez que se alejaba, la canción iba perdiéndose en el ambiente y la letra entraba en su subconsciente, y comenzaba a cantar: «…She walked in through the out door, out door… » Antes de cerrar la puerta, cuidadosamente se encendió el cigarrillo para después pausadamente tantearse sus bolsillos asegurándose que lo llevaba todo. Antonio era muy metódico, y las drogas, con las que nunca se pasaba, no le afectaban en sus enraizadas costumbres. Cuando comprobó que todo estaba donde tenía que estar, entonces y sólo entonces, cerró la puerta, y dio dos vueltas a la cerradura y se colgó la llave al cuello. No tenía llavero, tenía un collar con un colgante, que era una llave con forma de cruz. La razón puede que no fuera sólo por temor a perderla sino que la llave era la «imagen» del único dios al que adoraba: su propio mundo, metido todo en el apartamento que abría esa llave.

Una noche más va a salir a la aventura nocturna. Baja sigiloso las escaleras, en el segundo se cruza con Carmen, su vecina pija de Valladolid que trabaja en televisión, se saludan efusivamente con un beso en los labios, y Antonio continúa su descenso observado por ella que mantiene la mirada en su culo prieto. Él, que se siente observado, le grita cariñosamente:
—¡Algún día será tuyo!

Sale a la calle. Hace calor. Camina despacio y seguro sobre sus Lotousse de ante negros. Para él de todo el vestuario, unos buenos zapatos son imprescindibles.

(Continuará…)


©Miguel Je (2012)

martes, 20 de marzo de 2012

LA HUMILDAD


                                                                                   

1999
«Los sueños no se esfuman, simplemente se olvidan; y yo no quiero olvidarlos
por eso siempre acabo haciéndolos realidad.»

Paciencia y confianza no deben faltarnos nunca, pero en esta sociedad de fin de siglo son difíciles de conservar.
Pararse y mirar no es tan fácil; hay tanto que ver y, además, los problemas nos aceleran y por tanto nos ciegan, impidiendo valorar lo bueno que siempre nos rodea.
La sociedad está programada y si uno se sale del ritmo exigido acaba por perderse en el universo del caos...
Toda bendición que no es aceptada se convierte en una maldición. El solitario es una maldición de familia. El misterio del solitario es su bendición. Cuando deseas una cosa todo el universo conspira para que puedas realizarla. No siempre sucede instantáneamente este hecho, pues antes lo deseado ha de sernos realmente necesario para nuestra evolución.
La vida está llena de ciclos, esto todos lo sabemos, pero lo difícil está en sobreponernos a ellos. Un ciclo sólo nos prepara para el siguiente; por eso pienso en la gran importancia que tiene la «humildad». El diccionario define esta palabra como una virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento. A alguien le escuché que era un sentimiento producido por la propia inferioridad. Ser humilde es ser consecuente, es no ser como no nos gusta que sean con nosotros. Ha de haber una relación lógica entre los principios y la conducta de una persona. Cuando algo no va bien no debemos dejarnos arrastrar por la inercia pues eso sólo nos conduciría a algo peor.
Hace unos meses decidí cambiar de ciudad pensando que con el cambio solucionaría una vida que no me llenaba. Cometí un error y, éste, me llevó a otro y, así, hasta encontrarme con el caos. No fui humilde, ni por tanto consecuente y ahora no puedo borrar nada de lo que ha pasado. Voy a ser humilde ahora, reconociendo mi error y afrontando el trabajo necesario para salir del pozo. He viajado solo, pero he implicado a más personas en mi caída. He perdido a mi pareja, le he abierto los ojos y me ha visto, le he mostrado lo peor de mi:no ha podido soportarlo y me ha abandonado. Ahora estoy solo y hundido, reconozco mi debilidad y lo poco que soy sin su amor, sin la pareja que era mi único punto de referencia válido.
Ahora estoy solo ante mí, yo soy todo lo malo y bueno que tengo. No me queda más remedio que quererme y seguir mi evolución. Si yo no me quiero nadie va a poder hacerlo. He de levantarme de mis ruinas y caminar lento, humilde, sumiso, cuidando lo que me rodea y generando yo mismo un círculo de energía positiva.

Todavía es otoño, pero es el más frío de estos últimos años; los nativos de la zona lo comentan y yo lo sufro a pesar de mi helado corazón. Las noches se hacen demasiado largas y solitarias para ahogarme en lágrimas borracho de libertad... Todo es más duro sin un hombro sobre el que reposar mi cabeza, y mi cuerpo se tensa de añoranza.
Mi mente cansada busca algún recuerdo agradable para perderse y poder descansar. Con los ojos cerrados veo otra ciudad, es Venecia, donde hace años nos prometimos amor eterno... NO quiero pensar que todo terminó, no quiero despertarme del sueño y encontrar tu lado vacío; amanece un nuevo día y sin ti existe, aunque no lo quiera, una nueva realidad. 

No me queda más remedio que aprender a vivir con su recuerdo.

 MIGUEL JE (1999)

miércoles, 14 de marzo de 2012

¡Y A PESAR DE TODO SIGO AQUÍ!


«No hay mal que por bien no venga»

El tiempo vuela o el invierno pasó con la fuerza y rapidez de un huracán, o las dos cosas a la vez. El caso es que el vello se me ha dejado de erizar cuando salgo al jardín al caer el sol y una cosquilleante alegría me recorre el cuerpo a la vez que se caen los pétalos blancos de las flores del almendro como si de una suave y milagrosa nevada se tratara, pero el dulzón aroma embriagador no sólo no me turba sino que me activa, llenándome de Energía.


Fuera de Espacio Je (nuestra pequeña «república») todo se desmorona, pero nosotros estamos fuertes, quizás no como «carballos» (robles, en gallego) pero sí como  vigorosos bambúes. No he de sentirme mal por ello pues en muchas ocasiones yo también estuve al otro lado del espejo en situaciones límite. Es bueno conocer ambos lados.
Después de muchos años de trabajo y dedicación hemos conseguido un equilibrio estable que nos llena de alegría. El amor nos da equilibrio y el equilibrio alimenta ese AMOR, haciéndolo crecer. El amor que late en nuestro interior se exterioriza como una segunda piel que nos protege de todo mal, pero también nos hace resplandecer  haciéndonos menos invisibles y por lo tanto demasiado expuestos. Qué a la mayoría le vaya mal su vida a mí me duele, y más me duele siendo yo tan afortunado y feliz. Hoy en día parece que queda mal decir que uno es feliz o que es rico. Nosotros ricos no somos pero felices un rato, pero engañaría si no dijera también que no nos falta nada que deseemos o necesitemos. Hemos trabajado durante muchos años para llegar hasta aquí, pero también he de decir que tengo todo lo que quería porque he trabajado para conseguirlo, y seguimos haciéndolo no sólo para mantener lo básico y alcanzar nuevos sueños, y no precisamente económicos. Materialmente tenemos justo lo que necesitamos, pero nuestra ansia de conocimiento es insaciable.
Sin embargo no hay nada perfecto, sería quizás aburrido. De repente un día algo se estropea, algo se rompe, o coges un resfriado, o te atracan, o te caes o tienes un accidente con el coche y aunque salgas vivo te quedas sin el coche que todavía estás pagando, y tienes que pararte y replantear como te apañas mientras recuperas de nuevo el equilibrio.  Y descubres que sin coche también se vive, o sin ordenador o sin TV, o con menos comida o gastando menos electricidad o menos agua, y descubres que ahorrando para pagar el arreglo del coche también se puede ser feliz. Entonces casi si darte cuenta un día sales a la calle y allí estará como si nunca se hubiese ido. Pero sabré que faltó y también el porqué. Un accidente, por leve que sea, nos cambia la vida, nos cambia el ritmo, el rumbo también fácilmente, el punto de vista, incluso el entorno; en definitiva por un accidente vivimos una vida diferente a la que viviríamos si no lo hubiésemos tenido. Por eso se le llama precisamente «accidente». Ahora, me pregunto, ¿los accidentes ocurren para bien o para mal? Yo pienso que para bien, creo que enderezan un rumbo torcido; soy de los que piensan que un accidente ocurre cuando uno se desvía del destino. Y, ¿por qué pienso esto? Creo que soy una persona que ha sufrido muchos accidentes, y con cada uno de ellos he tenido que reflexionar mucho, porque me preguntaba continuamente porqué me había sucedido concretamente a mí, y ese día, en ese momento, qué siempre era tan inoportuno; pero a la larga siempre acababa viéndole el bien al percance. Ahora me pregunto si cuando todo va bien se producen también accidentes, a mí al menos me pasan cuando algo marcha mal. Toda la vida padeciendo accidentes es acaso que siempre me ha ido mal, pues no exactamente pero casi, porque cuando va bien la fastidio, y esto sí es una constante en mi vida.
Por ejemplo, acabo de oír al cuco dar las cuatro, son las cuatro de la madrugada y estoy escribiendo, Manuel, Alí y Luna están durmiendo; y seguramente Sol, que esta noche no está en casa, y yo seamos los únicos de la familia despiertos, yo porque no podía dormir y Sol porque es su ritmo así, es una gata muy trasnochadora; si fuera humana sería guarda jurado o policía de fronteras. ¿Qué me impedía dormir? Los pensamientos. Pensar me desvela, porque me estimula y se me ocurren cosas para hacer, unas veces las hago imaginariamente y otras las materializo, depende de mi estado de ánimo; hoy el ánimo me pedía echar fuera algunos pensamientos.
Ya tengo cuarenta y siete años, ya sé también cómo soy a los cuarenta, he llegado y estoy contento, pero no tanto de todo lo que se ha quedado por el camino, de tantos proyectos interrumpidos. Estoy orgulloso de lo que he hecho pero dolido por lo que dejé de hacer o por lo que hice mal. Me imagino que esto le pasará a la mayoría de los mortales. Sin embargo he llegado a donde quería llegar, pero con menos bagaje del que desearía. Me duele no haber aprendido más, no haber viajado más, no haber vivido más en definitiva y eso que he vivido cada segundo de mi vida como si fuese el último.
Aquí estoy, y esto es lo único que de verdad importa, he llegado y todo lo que tengo es lo que veo a mi alrededor. Vivo una nueva primavera y tengo que exprimirla y saber saborearla para llegar a otra sin la sensación de no haber hecho lo suficiente. Me repito:
 —«Miguel, vive, sácale el jugo a la vida que tienes, disfruta de todo, que nada te amargue, ni el pasado que existió ni el que no, porque definitivamente ahora no existe ninguno». Y agarrado a mi presente me voy a dormir hasta que despierte en un nuevo día.

Y amaneció un nuevo día, lo celebramos en el mar Mediterráneo desperezando todos los músculos. Mientras nado dentro de un agua cada día más templada pido una jornada perfecta, agradezco al Universo la suerte que tengo de estar nadando a estas horas, en este entorno tan de ensueño y con la inmejorable compañía de mi ángel Manuel; aprecio el Sol, su Energía y su calor, siento la vida y el deseo de ser mejor persona; pero también están presentes los fantasmas, no se pierden ni un día, y aun así doy gracias de poder vivir a pesar de su presencia. Y vivo, claro que vivo, cada hora, cada momento, cocinando, limpiando, escribiendo, paseando, viendo la tele y, sobre todo, contemplándote.
Cae la noche y los dos con ella, pero hay noches en las que no me duermo, noches en las que los fantasmas hacen que me levante y actúe como cuando Manuel no estaba en mi vida. Enciendo el ordenador y abro mi corazón a todos los fantasmas que me vigilan. Les diré hoy que me gustaría que dejaran de ser fantasmas, que vuelvan a ser personas, les prometo mi amistad, mi calor. 
Os deseo felices sueños.
M.Je

martes, 13 de marzo de 2012

TRES AÑOS SEGUIDOS EN FINESTRAT


«Primavera del 2006»

Pues sí, se han cumplidos tres años seguidos en Finestrat, tres años en Espacio Je y ahora estamos de reformas. Poco más de un mes desde que Espacio Je fue demolido interiormente y ahora está en el proceso de construcción, mientras nosotros estamos en la casa de al lado, pero antes pasamos un mes en un precioso piso frente al puerto en La Vila. 


Tanta mudanza en tan poco tiempo nos tiene trastornados, a mi más que a Manuel. Ansío que nuestra factoría esté lista para instalarnos, pero con más fuerza añoro el momento de volver a saber donde se encuentra lo que necesito. Para mí es esencial tener un orden, y no me estoy refiriendo a una apariencia de orden sino al orden mental que coincide con un orden externo. Para mí es tan difícil de conseguir que tardé unos dos años en conquistarlo y por eso ahora, que lo he perdido, estoy tan descolocado, en espera, en transición, de vacaciones y con tiempo para pensar, pero sin ganas de angustiarme. Aun así siempre acabo por machacarme la cabeza con remordimientos y dudas, analizando continuamente mis actos y juzgándome. La verdad es que tampoco me extraña pues siempre he sido así, pero he decidido darme un respiro mientras duren las obras. Manuel también actúa como si fuera la voz de mi conciencia, y aunque no lo haga, su existencia hace que sea yo él que por él se corte; si no es exactamente por él es por el amor que le tengo, y quiero por encima de todo su bienestar. Lo dicho, prometo relajarme mientras duren las obras, espero que mi cuerpo también lo haga.
Me preocupa haber comprobado que estoy envejeciendo, también me preocupa mi reciente tendencia a adquirir peso. Sí, estoy engordando, pero con motivo, como más de lo que necesito y me muevo menos que nunca. Tengo ansiedad y la mato con exceso de productos precisamente nada adecuadas. No, eso es lo malo, que no la mato sólo la enmascaro. He engordado 10 kilos en los últimos 6 meses, es para preocuparse. Hay momentos en mi conducta difíciles de justificar. Todas estas anomalías me dan mucho que pensar, temo estar enganchándome a ciertas sustancias. ¡Esclavo yo de algo! Cuesta creerlo. Siempre he buscado la felicidad pero últimamente la busco en lugares equivocados. Sí, lo sé; entonces ¿por qué sigo haciéndolo? Quiero un Miguel al que hace años que no veo, al que era feliz con nada y que tenía ilusión por todo, busco detonadores para vivir quizás inapropiados. Quiero aventura y la busco en casa, hipnotizado por la TV. ¿Por qué sigo si no me funciona? Eso sí consigo entretenerme, el tiempo pasa en ese estado sigilosamente; pero están los daños colaterales, no sólo me trastorno yo sino que también altero a Manuel y a nuestros «bichos». Sé lo que quiero y sé como conseguirlo, aunque quizás no exactamente, pero sí tengo la idea para estar más cerca del tipo de persona que quiero ser. Trabajando todo se soluciona, vida ordenada, ejercicio físico y alimentación equilibrada; si a esto le añadimos lo que ya tenemos: amor por y de Manuel, Dean y «las chicas», y además algo tan importante como una casa confortable... ¡Para qué necesito experimentar con «gaseosa»! Lo he hecho un tiempo, vale, pero ahora no tiene ningún sentido. Necesito una desintoxicación y a seguir evolucionando. 

Los cuerpos cambian, los órganos envejecen y lo que un día me favorecía ahora me afea. Por muchos motivos la vida nos obliga a evolucionar. La mayoría de las células del cuerpo humano se regeneran cada día, pero por alguna causa las nuevas pueden nacer más débiles o con defectos debidos a mutaciones genéticas, causadas estas por innumerables factores produciéndose toxinas que se acumulan sin poder degradarse. Los estados emocionales alterados tienen también un papel fundamental en el desequilibrio fisiológico. Resumiendo, envejecemos por factores ambientales, por factores genéticos y por factores emocionales.
Yo siempre fui una persona preocupada por relentizar el proceso del envejecimiento, pero ha sido cumplir 41 y este proceso se aceleró. Estoy convencido de que uno mismo con ayuda del poder curativo de la mente puede rejuvenecerse ayudado también por factores externos, como una sana alimentación, no haciendo una vida sedentaria pero sobretodo es importantísimo un estado emocional equilibrado. Este será mi nuevo experimento para los próximos meses y espero que para el resto de mi existencia. «SI TE PASAS NO VALE». Todo es bueno en las dosis apropiadas; un simple ejemplo: el alcohol. Una copa de vino es beneficiosa, o dos incluso, pero una botella causará más trastornos que beneficios. Podría poner infinitos ejemplos como tomar el sol, andar, leer,... ¿Y hacer el amor? ¿Cuál es el equilibrio? Seguro que también lo tiene.

Tres años difíciles pero inolvidables, con altibajos pero maravillosos. Tres años pueden ser toda una vida.
M.Je

jueves, 8 de marzo de 2012

CARTA QUE NUNCA TE ENVIÉ




13 . January ' 2006. Friday
Noche de insomnio: 2:35 AM. He subido al estudio, más de dos horas en la cama sin conseguir dormirme... ¿Angustia? ¿Ansiedad? Ambas al tiempo y sobretodo mucho miedo, tanto, que me entró hasta pánico.
Ya es Viernes 13, y fumo un cigarrillo de la última cosecha, apurando ya el último frasco. Sol y Luna se hacen mimos en el otro sofá, el de Pilar, la dueña de esta casa. Ahora ya no sé si juegan o empiezan a pelearse. Sol mueve alegremente su rabo como queriendo provocar a su hija, pero esta empieza a aburrirse y de un salto abandona a su madre y la deja sola en el sofá para beberse unos chupitos del agua del bol de Dean.
Los últimos días de la obra me están torturando. Son tan intensas las ganas de volver a nuestro hogar que mientras espero fumando me consumo. Siempre esperando, siempre fumando, y hoy no hay whisky, se lo bebió todo Pepet, mi padre valenciano, pero eso ya es otra historia que contaré en otro momento, hoy no tengo humor para ello.
Ahora me incorporo, y voy hacia la cocina a por un poco de ron, añejo como en los viejos tiempos; sólo falta la voz susurrante de Olvido Gara en mis oídos y podría retroceder unos cuantos años, tantos como 16 y encontrarme en Compostela en los primeros meses del 1990; eran largas noches escribiendo para planificar un futuro demasiado incierto por aquel entonces, todavía lo esperaba todo de la vida y además lo deseaba todo, no quería perderme nada. Noches dedicadas a inventarme un futuro en la más austera soledad. Dieciséis años después sigo haciendo lo mismo pero en unas condiciones, creo, mucho menos hostiles, algo he avanzado, sencilla evolución natural. Ahora ya no camino solo, están las gatitas, Dean (mi anciano pastor belga, mi primogénito) y, mi Manuel, mi Ángel de la guarda, mi mejor apoyo, el gran amor de mi vida y mi marido en breve. La vida ha sido justa conmigo y yo también he tenido la inmensa paciencia de saber esperar sin dejar de buscarlo. Estoy convencido de que Manuel ha sido un regalo de mi tía Herminia desde el más allá. A pesar de haberse ido hace tantos años jamás ha dejado de protegerme y cuidarme. Se murió con esa preocupación de saberme desamparado y se quedó en mi corazón para siempre, toda mi vida arropado por su infinito amor maternal. Siento que ahora ya está en paz, pero no por ello me pierde de vista.
Ron reserva Varadero, comprado hace años en el Plus -mi súper favorito en la actualidad, antes fue el Día, curiosamente ambos tienen en su logotipo el signo “%”, identificador de superficies de descuento y precios bajos, yo siempre tan ahorrador-. Me sienta mejor que el whisky.
Estoy ya más animado; hay que vivir el presente, disfrutar de cada día y no agobiarse por el futuro. “Si un problema tiene solución no te preocupes, si no la tiene tampoco te preocupes”. He de recuperar ese libro: “El poder curativo de la mente”. Me lo había regalado Ana y en una época de euforia lo presté, y no recuerdo exactamente a quién. ¡Una pena! Pero lo leí muchas veces y algo habré aprendido con ello, vamos, digo yo. Por cierto, hablando de Ana, falta menos de un mes para su cumple. El de Elena fue el Lunes, la llamé y tuve que dejarle mis felicitaciones en su buzón de voz. No he recibido noticias suyas desde entonces. Mis sobrinas son así de naturales. Por lo cual este año había decidido no escribirle a Ana mi carta-regalo habitual, pero es posible que cambie de opinión. Sí, muy posible.

Suspiro, pienso... ¡Ay, la casa, la puta casa! ¿Quién me mandaría a mí ampliarla? Pero para evolucionar hay que sufrir, y sé que en cuanto finalice el “obrón” y volvamos a Espacio Je todo va a ser maravilloso. Un sueño cumplido, mi mejor sueño, el más difícil, el que parecía más inalcanzable. Pero necesito ya mi ESPACIO, y abrirlo al mundo, producir, vivir sin preocupaciones y ser feliz.
ESPACIO JE está a punto de ser reinaugurado, mi sueño a punto de cumplirse. Será más grande, más del doble de metros cuadrados, más cómodo, más luminoso, con más estancias, más confortable para recibir invitados o cooperantes. El proyecto pensado y repensado, estudiado al milímetro se hace realidad. Resulta emocionante comprobar como cada noche se hace más real. Ese sueño alimentado durante toda mi vida va revelándose día a día. Hoy han puesto el mosaico de la ducha del aseo de la primera planta. Un baño de lujo, ya puede por lo que ha costado, pero será una estancia en la que surjan historias, de ella tiene que salir ARTE. Hay que rentabilizar la inversión. ¿Y ese balcón al Mediterráneo de madera de Iroco? Otro sueño cumplido; dos tumbonas mirando al mar, una imagen soñada cuando todavía vivía en Lugo y que aparecía en la portada de un disco de un grupo de Rock Sinfónico americano*, como todo lo tengo embalado en cajas no puedo decir el nombre concreto, mi memoria está muy tocada. Será la terraza de moda este próximo verano, al menos para nosotros.
Se me está ocurriendo que este cumple podría invitarte a conocer el nuevo Espacio Je. 

Podrías ayudarme a escribir algo en esas vacaciones. Podría ser un buen reencuentro. ¿Tú qué crees? Vaya, al final te estoy escribiendo una carta como cada año. Sería un buen regalo para los dos el volver a vernos en Finestrat después de tantos años. Nos veríamos en mi terreno, el terreno que yo creé, por el que tanto he luchado, por mi lugar en el mundo, que es éste y aún no sé porqué. Pero sí sé que estoy en el camino. Toda mi vida he caminado hacia una estrella y desde aquí la veo cada noche, por eso creo que he llegado a mi LUGAR. La contemplo cada noche con alegría, con serenidad y me siento bien conmigo y con el entorno. No sé si tú ya has encontrado tu “lugar” pero cuando te sucede, eres consciente, y te sientes feliz. Sólo por palpar que estás donde tenías que estar.

Me he vuelto tan simple que hoy tengo puesta la radio -eso sí, Radio 3-, como antaño en Santiago, cuando sólo tenía la música de una radio-despertador y me dejaba llevar por la casualidad. Cada canción que oía tenía un significado, lo tomaba como un mensaje para actuar en consecuencia. Ahora suena música Dance y escribo bailando.
Si supiera describirte la casa en la que vivo, mientras continúan las obras en la nuestra, alucinarías. Es para verlo. Es la casa de al lado: el 51, con lo cual estructuralmente te puedes dar una idea pues es simétrica a la mía tal como tú la conociste. Pilar, la dueña, mi vecina ginecóloga, hizo hace unos años la obra de ampliación, por lo tanto tiene una superplanta inferior. Ella nos dejó su casa y sus muebles por lo que los míos están intercalados, dos casas metidas en una. Sus cosas con las mías, somos de gustos opuestos, imagínate el grado de eclecticismo. Como es de noche y no se ve afuera, esto podría estar en cualquier lugar, fíjate un simple detalle: el teléfono es de esos que están colgados en la pared y que para oír tienes que descolgar un auricular y hablar a una especie de embudo que sale del cuerpo del teléfono, para marcar los números tiene la rueda giratoria en la que metes el dedo en el número deseado y giras hasta un tope. Todo lo de ella es falso, de imitación, y lo mío es lo que es y punto, sin falsas apariencias. Por todo esto, la casa tiene un aire de reciclaje. Desde luego el ambiente que hay es único.

Sobre la mesa en la que te escribo hay infinitas cosas. Varios mecheros de diferentes formas y colores, botes y frascos, muchas velas distintas -unas encendidas otras sin estrenar-, tabacos de tres marcas: Ducados, Fortuna y Cutters-Choice. Dos mandos a distancia, un plato de Sargadelos con una vela azul finiquitada, una tortuga de metal, un gnomo, otro tabaco (se llama Domingo, para liar). Una funda de gafas Armani de piel marrón sobre un libro: “La sombra del viento” de Carlos Ruiz Zafón, regalo de mi 41 cumpleaños hecho por Pepet. Varios CDs: el último de Javier Álvarez (Plan Be) y el último de Madonna (Confessions on a dance floor). Un cenicero robado de un hotel de Albacete el día de mi 38 cumpleaños (el San Antonio de 4 estrellas).
La música ha cambiado de Dance a Étnica. Hago un receso para echarme otro vasito del famoso Ron. Me sirvo el ron, y me paseo bailando por la casa observándola, y viajo cuando mis ojos se paran en algún objeto, el botijo que compró Víctor en la Vila al poco de estrenar Espacio Je, la jarra de baño de Manuel, la mesa de la tele que me hizo mi cuñado Pacolo cuando yo vivía en la calle del Orzán en la Coruña, la TV que compramos en Continente (ahora llamado Carrefour), dos fuentes de Sargadelos regalo de mi hermana Elena, una con tomates y la otra con naranjas y limones. La cama de Dean, sus juguetes en una cesta de mimbre, Sol durmiendo en su sofá. ¡Todo un viaje!
¿Y yo? Vestido con albornoz blanco sobre una chaqueta de lana con cremallera frontal y pantalón de chandal de rayas horizontales, mis fantásticas zapatillas de Zara Home en los piés y mis Gucci de pasta años 40 para ver mejor lo que escribo. Esas gafas también tienen una historia para ellas solas. Prometo contártela si vienes a verme. Una orquídea blanca sin flores ya, bueno le queda una medio marchita, también tiene su historia. Si vienes te contaría tanto; tengo tanto que decirte. No lo sabes bien, y además, tantas ganas de hacerlo.

Cuando nos vimos en la boda de Patricia yo no estaba tan bien, si no otro gallo hubiese cantado.

Y para terminar una exclusiva: cuando tú estés a punto de cumplir un nuevo año yo estaré celebrando mi boda civil. Hubiera deseado que tú fueras uno de los dos testigos...

!!!FELIZ CUMPLEAÑOS!!!


*(Manfred's Man)

domingo, 4 de marzo de 2012

UNA SOCIEDAD ROTA





«¡Yo me apeo de este carro tirado por caballos desbocados!»

Hace ya unos años que me ronda por la cabeza, pero ahora todo va tomando forma, la CRISIS empieza a unir las desgracias de las familias y a los afectados por tanta desidia y tanto desatino entre el Gobierno y sus palmeros.

Las calles se van poblando poco a poco de ciudadanos que de forma anónima y absolutamente pacífica decimos con nuestra presencia que no estamos dispuestos a transigir con tanta mentira y tanta corrupción que nos está haciendo pagar los platos rotos de una gestión pésima en los últimos años, y que lejos de contar con la comprensión de los contribuyentes, está generando rabia e impotencia cuando cada día van saliendo a la luz pública más casos de corrupción entre los dirigentes de nuestra tierra. Si estamos abochornados con lo que va saliendo de la era CAMPS, ya sólo nos faltaba ver como se detenía hace unos días a cargos muy destacados dentro del organigrama de la GENERALITAT, que son personas que cobran del erario público, y por tanto su gestión tiene que ser impoluta, y sin embargo estaban aprovechándose y enriqueciéndose con dinero que todos los ciudadanos de la comunidad valenciana destinábamos con nuestros impuestos a la cooperación internacional, pero que en cambio han pasado a engrosar las cuentas de alguno de ellos o bien con viviendas adquiridas con nuestro dinero. Toda una desvergüenza que mucho me temo sea la punta del iceberg de todo lo que ha habido en una putrefacta administración autonómica que necesita una limpieza a fondo y de urgencia, y esto sólo puede suceder anticipando las elecciones y presentando unas listas libres de toda contaminación. De toda la trama, uno de los implicados ya está en prisión pero deberían estar todos, sin excepción, dada la alarma social creada en estos tiempos de sobresaltos que vivimos, donde ya hay muchas personas que no tienen para comer, y sin embargo se desayunan con este tipo de noticias, por no hablar del caso Urdangarín y otros asuntos más escabrosos si cabe.

El sábado 25 más de 60.000 personas inundaron el centro de Alicante, igual que ocurrió en todas las capitales del estado, protestando por las medidas económicas de la Generalitat, la reforma laboral del Gobierno y los innumerables recortes que nos harán retroceder unas cuantas décadas, pero sin embargo, sus dirigentes seguirán cobrando a fin de mes sus millonarios sueldos y además seguirán viviendo con esos privilegios que causan el sonrojo de los ciudadanos que no sabemos que hacer para llegar a mitad de mes, ya no a final, porque ya son muy pocas familias que llegan al día 30 de forma holgada.
Esta semana, mientras unos pedíamos vivir dignamente, tuvimos también que soportar la secuencia de la Sra. AMORÓS, por llamarla algo   (para quien no lo sepa aún: era la presidenta de la CAM), cuando se plantó en el Juzgado de Alicante pidiendo 10 millones de € de indemnización y una pensión de 30.000 € al mes de por vida. Hay que ser realmente canalla para hacer estas cosas después de haber arruinado a toda una institución de más de un siglo y medio. Pero como la justicia está como está, pues poco se puede hacer por parte de los que cada mañana nos levantamos muy temprano para seguir luchando por sobrevivir en una sociedad rota, desilusionada, al borde del abismo y con un circo político que nos traiciona un día sí y otro también.

Las movilizaciones que estamos viviendo, tan numerosas, son convocadas por la propia sociedad. Irán a más, y si desde el poder se mira hacia el lado contrario al que camina el pueblo y no son escuchadas las peticiones y necesidades, todos los dirigentes tendrán que salir con el rabo entre las piernas más pronto que tarde. Es cuestión de unas cuantas semanas si nadie en nuestro Gobierno se toma en serio todo lo que está pasando en un país que está a punto de estallar a nivel social, y entonces, esto sí que nadie va a poder pararlo.

©Miguel Je 2012

viernes, 2 de marzo de 2012

LA COLMENA HISPANA O EL MUNDO AL REVÉS



Concibiendo a un país, que se precie de tal, como una colmena y tratando de aplicar este símil a España, nos sorprenderemos al comprobar que, nuestra colmena, está bastante desorganizada y llena de zánganos de tal manera que, todo el producto del conjunto, se lo beneficia este zanganil colectivo, menos numeroso y, de momento, inmune a la lógica reacción, en su contra, de una mayoría productiva y obrera que ve cómo, las plusvalías generadas por su trabajo y sudor, no les aprovechan en absoluto.

Tengo serias sospechas de que cuando, en España, se escribe tanto en la prensa sobre productividad y competitividad que, los esbirros del gran capital se refieran en sus medios de comunicación adocenados, no a la colmena organizada y productiva que España debería ser sino, más bien, a otra en la que, en vez de ser todo ordenado y conforme a lógica productiva, por el contrario y por arte y gracia de un auténtico Golpe de Estado, bien urdido en la sombra por estos zánganos embriagados, toda la rica miel producida en un colectivo esfuerzo obrero, ha ido a parar, íntegramente, a sus insaciables bocas en contra de lo que en toda sociedad equitativa, libre y justa debería ocurrir.

No hace falta que me extienda demasiado para explicar qué es lo que hacen las abejas en las colmenas con los zánganos improductivos: se deshacen de ellos sin contemplaciones. Por este motivo es fácil comprender el símil de la colmena y España pues es sabido ¡de sobra ya! que, el gran capital español, es improductivo para la colectividad y que ha sido, por su especulador y criminal egoísmo, incapaz de generar riqueza en nuestro país, demostrado sin límites y que ha exigido de los españoles cantidades ingentes de recursos, para enderezar los entuertos de sus manipuladoras maniobras de increíbles especulaciones, a las que se resisten a hacer frente con las ingentes riquezas sacadas, en buena parte, de este país desgraciado, llamado España, a paraísos fiscales donde tienen a buen recaudo sus rapiñas, cuando tanta falta están haciendo aquí y ahora, exigiendo al gobierno títere del calzonazos del Rajoy, que les exima, ¡encima! de impuestos y nos los saque a los más desfavorecidos, con la neoesclavitud de un trabajo sin remuneración justa y fritos a impuestos que, ellos, tan rica y descaradamente, han eludido en contra de sus correligionarios del mundo, que se han ofrecido voluntariamente a que se los suban.

Me pregunto ¿hasta cuándo se va a poder seguir perpetrando tamaña injusticia social y económica?
porque esta acción, mal llamada de gobierno, está resultando una auténtica provocación a las clases obreras y asalariadas de este país por unos dirigentes, aupados por los poderosos, miopes y formando parte de la más absurda organización de zánganos conocida que debe ser sometida, sin pérdida de mucho más tiempo, a un severo castigo, ya que no están produciendo más que pobreza y más miseria en los que ya, de por sí, somos pobres tratando de reprimir con brutalidad en la calle una protesta y el despertar de las dormidas conciencias de los españoles, que vamos sintiendo y viendo la falacia de una democracia de diseño para ricos, traída de la mano de un Dictador, para que, éstos, lo sigan siendo a perpetuidad. Acaparando, en una supuesta Constitución, hecha por ellos, todos los derechos para sin que a la mayoría del noble pueblo español, le correspondan ni las migajas. Esto no puede seguir ocurriendo por mucho más tiempo porque alguien se está equivocando y...¡mucho!, al no querer reconocer que los españoles del 76 no pueden, bajo ningún concepto, ser los mismos que los que pretenden vivir en pleno siglo XXI. 
Si echamos de España tanta indignidad de clases aprovechadas sin escrúpulos, zánganos auténticos, habremos logrado el objetivo de sacar a nuestro país de la crisis, producida por la falta de equidad y justicia de estos improductivos ricachones insolidarios. 
(c)Manuel Guzmán