«Si me pierdo y no puedo volver atrás / entonces sabré que he llegado a mi destino...»
Sé que hoy es tu cumpleaños pero no sé el tiempo exacto que hace que no me hablas. Cuando cada año llega Febrero, día a día hasta el décimo, pienso en que vas a cumplir un año más. Recuerdo todavía cuando naciste, cómo has ido creciendo y pasando etapas. Unos años estábamos más cerca que otros, pero un buen día nos perdimos. Yo me quedé con tu cara de ese momento, de ese Otoño del... ¡Noventa y siete! ¿Puede ser? ¡Es increíble! En todo ese tiempo tú has hecho toda una carrera, ahora eres periodista, te has hecho mayor... De repente siento que volvemos a estar más cerca. Tú ya eres mayor, adulta, ahora eres más independiente; a mí me ha pasado lo mismo. De ser una mujer sin obligaciones, tipo fiscales, has pasado a ser una contribuyente más. Va un gran cambio, pero lo siento como uno, un cambio en bloque, pequeños cambios interrelacionados que juntos forman uno, grande. Sin embargo a mí en estos años me han pasado varias vidas: tenía una vida cuando nos despedimos, luego tuve otra; después de esa otra, y luego otra, e incluso en esa época tuve dos o tres, y luego una horrible que desembocó en tres o cuatro, y por fin tuve una que me trajo a la que tengo ahora. Y ahora estoy bien, cuando te fuiste estaba mal, porque te ibas, pero a la vez bien porque me quedaba, en fin que hoy estoy bien, pero si hoy estoy bien ayer estaba fatal, y hace un año... ¡Vete tú a saber! No sé si vas cogiendo la idea de lo que quiero resaltar. A los dos nos separan los mismos años pero mientras tú, al menos eso creo, has vivido una vida yo he vivido unas dieciséis o diecisiete, y tú una? Imagínate lo viejo que puedo estar, siete años en la vida de una persona pueden cambiarla mucho o no cambiarla en nada, incluso no cambiarla en absoluto. Pues yo a pesar de todo, de tantas vidas y de haber envejecido hasta rozar los cuarenta... (¡fíjate! antes tenía treinta y pocos). Antes tú cumplías dieciocho y ahora eres una veinteañera integrada (insertada en la cadena de la sociedad, en «el sistema» quiero decir)... Me paro y pienso que, en el fondo y a pesar de todo, puedo decir que no he cambiado en absoluto.
Te cuento lo que hago ahora mismo: te escribo, te estoy escribiendo en una libreta de las de siempre, con un bolígrafo de los de siempre (un Parker), acabo de poner música, de nuevo “Tiempodespacio” de Javier Alvarez. Ahora se escucha el ruido del agua que está a punto de calentarse para hacer un té, me lo haré verde con un poco de mezcla de hierba de mi última cosecha. Dean (mi perro pastor belga negro al que tú conoces) está tumbado en su alfombra. Hay dos velas encendidas en la habitación, una verde y la otra naranja, las dos son aromáticas. Por algún motivo me levanté, y me perdí observando varios rincones de mi casa (que tú conociste ) y fui atraído hacia tu poesía «EL DESTINO». ¿Te acuerdas? «Si me pierdo y no puedo volver atrás / entonces sabré que he llegado a mi destino...» (la tengo enmarcada como un cuadro, en los espacios blancos yo pegué hojas secas)
¡El té! ¡El cigarro! ¡La poesía! Al final Dean se puso mimoso y me entretuve contándole un cuento para que se durmiera. Espera, voy a por galletas.
¡Ha pasado un siglo! Ya me he tomado el té, las galletas y me sigo fumando el cigarrillo (liado por mí). Sigo posando mis ojos por diferentes lugares de la casa, me paro en un cuadro, es un collage que contiene un disco de vinilo de los de 45 r.p.m. de Cristina Rosenvinge, y alrededor del vinilo, en blanco sobre negro, alternando mayúsculas con minúsculas: “AL FIN LOCA al fin sola”.
¡Huy! Se ha vuelto a parar la música, ¡huy! mirando la hora en el reloj del vídeo y deteniéndome detalle por detalle en cada objeto situado junto al aparato, subo la vista a la estantería de encima del TV y te descubro mirándome, me acerco para verte mejor. ¡Hacía tanto que no te miraba! Limpio con los dedos el cristal del marco, para verte mejor. No te lo vas a creer pero estoy llorando, con lágrimas, ... Después de tanto tiempo deseando llorar por fin hoy puedo.
Sigo mirando tu fotografía, eres Ana, mi sobrina pequeña,... ¡Dios mío había olvidado lo guapa que eres! Me he alejado tanto de todo.
EN ESTE ARTÍCULO, ERES TU Y TUS BELLOS RECUERDOS. Dichoso por poder conservarlos tan frescos y poder compartir con quien tu quieres.
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