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martes, 20 de marzo de 2012

LA HUMILDAD


                                                                                   

1999
«Los sueños no se esfuman, simplemente se olvidan; y yo no quiero olvidarlos
por eso siempre acabo haciéndolos realidad.»

Paciencia y confianza no deben faltarnos nunca, pero en esta sociedad de fin de siglo son difíciles de conservar.
Pararse y mirar no es tan fácil; hay tanto que ver y, además, los problemas nos aceleran y por tanto nos ciegan, impidiendo valorar lo bueno que siempre nos rodea.
La sociedad está programada y si uno se sale del ritmo exigido acaba por perderse en el universo del caos...
Toda bendición que no es aceptada se convierte en una maldición. El solitario es una maldición de familia. El misterio del solitario es su bendición. Cuando deseas una cosa todo el universo conspira para que puedas realizarla. No siempre sucede instantáneamente este hecho, pues antes lo deseado ha de sernos realmente necesario para nuestra evolución.
La vida está llena de ciclos, esto todos lo sabemos, pero lo difícil está en sobreponernos a ellos. Un ciclo sólo nos prepara para el siguiente; por eso pienso en la gran importancia que tiene la «humildad». El diccionario define esta palabra como una virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento. A alguien le escuché que era un sentimiento producido por la propia inferioridad. Ser humilde es ser consecuente, es no ser como no nos gusta que sean con nosotros. Ha de haber una relación lógica entre los principios y la conducta de una persona. Cuando algo no va bien no debemos dejarnos arrastrar por la inercia pues eso sólo nos conduciría a algo peor.
Hace unos meses decidí cambiar de ciudad pensando que con el cambio solucionaría una vida que no me llenaba. Cometí un error y, éste, me llevó a otro y, así, hasta encontrarme con el caos. No fui humilde, ni por tanto consecuente y ahora no puedo borrar nada de lo que ha pasado. Voy a ser humilde ahora, reconociendo mi error y afrontando el trabajo necesario para salir del pozo. He viajado solo, pero he implicado a más personas en mi caída. He perdido a mi pareja, le he abierto los ojos y me ha visto, le he mostrado lo peor de mi:no ha podido soportarlo y me ha abandonado. Ahora estoy solo y hundido, reconozco mi debilidad y lo poco que soy sin su amor, sin la pareja que era mi único punto de referencia válido.
Ahora estoy solo ante mí, yo soy todo lo malo y bueno que tengo. No me queda más remedio que quererme y seguir mi evolución. Si yo no me quiero nadie va a poder hacerlo. He de levantarme de mis ruinas y caminar lento, humilde, sumiso, cuidando lo que me rodea y generando yo mismo un círculo de energía positiva.

Todavía es otoño, pero es el más frío de estos últimos años; los nativos de la zona lo comentan y yo lo sufro a pesar de mi helado corazón. Las noches se hacen demasiado largas y solitarias para ahogarme en lágrimas borracho de libertad... Todo es más duro sin un hombro sobre el que reposar mi cabeza, y mi cuerpo se tensa de añoranza.
Mi mente cansada busca algún recuerdo agradable para perderse y poder descansar. Con los ojos cerrados veo otra ciudad, es Venecia, donde hace años nos prometimos amor eterno... NO quiero pensar que todo terminó, no quiero despertarme del sueño y encontrar tu lado vacío; amanece un nuevo día y sin ti existe, aunque no lo quiera, una nueva realidad. 

No me queda más remedio que aprender a vivir con su recuerdo.

 MIGUEL JE (1999)

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