«Rajoy es la peor herencia que nos ha dejado Zapatero»
Vamos a ver, he estado pensando unos
minutos en la reciente aprobación de la privatización de la gestión
de muchos de los hospitales públicos de la Comunidad de Madrid
(ellos prefieren llamarle a esto: «externalización» de la gestión)
y no me cuadra.
Si los ciudadanos elegimos mediante el
ejercicio del voto a un presidente, de la nación o de una comunidad
autónoma, lo hacemos para que gobiernen al menos ajustándose lo más
posible al programa electoral por el que fueron elegidos. Esto lo
esperamos pienso que todos. Hace un año ya que el elegido fue el
Rajoy y su PP, y éste después de pensárselo mucho eligió a una
serie de personas, que al menos él consideró ejemplares para estar
al frente de los respectivos ministerios. Pues bien, cuando éstos
dicen que van a externalizar (privatizar) algo o alguna gestión,
hasta ahora pública, con la excusa de que en manos privadas hay
mayor eficiencia están reconociendo sus incapacidad para gobernar,
puesto que ellos con esta acción están demostrando su personal
ineficacia al confiar más en personas no elegidas democráticamente
que en ellos para que, por ejemplo, gestionar la sanidad, la
educación o la estupenda red de Paradores. O sea que están
mostrándonos que ellos no son tan buenos como los otros que ellos
eligen. Si así es, ¿qué hacen ellos en su cargo? ¿Y qué hacemos
nosotros permitiendo que sigan calentando su sillón cobrando un
sustancioso sueldo, que pagamos nosotros, cuando no nos sirven para
nada? Ya que hay personas o empresas realmente preparadas para hacer
su trabajo (el de los gobernantes) maravillosamente por qué no
elegimos entre éstas y pasamos de elegir políticos que saben de muy
poco, muchos ni Inglés, para gestionar los diferentes ministerios. Y
ya puestos los presidentes también podrían ser elegidos de la misma
manera. Así nos aseguraríamos de que elegíamos entre los mejores, y
como serían nuestros empleados, por tener un contrato con los
ciudadanos, si no fueran lo eficientes que deseáramos podríamos
rescindir el contrato y probar con otra empresa.
Si yo no soy capaz de gestionar
eficientemente y reconozco que hay otros que lo pueden hacer mejor es
indecente que yo siga en mi puesto para que mi trabajo lo hagan
otros. Debería dimitir inmediatamente, ¿no? Me parece pura y simple
lógica; lo entendería hasta un niño de primaria.
Así que a buscar mejor excusa, por lo
menos un poco inteligente. De la misma manera no tiene sentido que
este gobierno repita hasta la extenuación que hacen lo que hacen por
culpa de la herencia recibida. Si se han encontrado una situación
que no esperaban, y que les desborda por qué se empeñan en seguir
ahí justificando una medida tras otra, cada vez más inverosímil, y
qué Rajoy, dice que no le gusta, que nunca la haría pero que no le
queda más remedio que imponerla. ¡Venga ya! Reconoce que tú y los
tuyos no sabéis cómo salir adelante y dimitir de una vez.
Todo esto ocurre, pienso yo, porque
cualquiera puede ser político, sin ninguna formación específica
que le faculte para ello. Tenemos lo que permitimos, por tanto no
menos de lo que nos merecemos.
Durante todo un año no hemos hecho
nada más que someternos, hemos perdido muchos derechos adquiridos a
base de mucho esfuerzo y tiempo de nuestros predecesores. Actualmente estamos ya demasiado esclavizados, demasiado atados y
sometidos a un gobierno retrógrado implacable. Cada día que pasa lo
estamos más y más. A día de hoy la mayoría de los ciudadanos sin
empleo aceptaría cualquier tipo de trabajo en las más pésimas
condiciones, a la vez que un trabajador acepta cualquier abuso del
empresario de turno con tal de mantener su puesto de trabajo.
Ante esta complicada situación en la
que estamos los españoles ¿qué podemos hacer? Creo que hay dos
posturas: o seguir pataleando pero sometidos o plantarse todos y no
mover ni un dedo, todos en sus casas acogiendo y solidarizándose con
los que no son tan afortunados, hasta que nos escuchen. Paralizar el
país. Aunque tengamos que pasar hambre y otras penurias, pero ellos
también acabarían por sentirse afectados y no tendrían más
remedio que cambiar de rumbo, atender nuestras necesidades reales y
palpables, que no es ni más ni menos que ejercer su trabajo para el
que fueron elegidos.
(c) Miguel Je
Todo lo expuesto en este artículo, alto y claro, está lleno de razones de peso que no admiten discusión por su contundente evidencia que ¡ya va siendo hora! que los españoles empecemos a asumir con la seriedad que requiere, tomando conciencia de ella, porque la estamos padeciendo demasiado tiempo sin haber tenido ni la menor culpa del desastre, causado por las fagocitarias ambiciones de unos desalmados ricachones Un personaje, como Rajoy, secundón de Aznar llega, tras tres intentonas por acceder a la Moncloa, no sabiendo bien con qué propósito, para dirigir una España que, en una OPOSICION desastrosa, no supo ni que hacer ni decir , luciéndose en hacer todo lo contrario a lo que se puede esperar de un supuesto político que que, lo único que debe guiarle, son los intereses generales y no solo los de sus AMOS a los que, con tanta fidelidad, ¡hasta el momento!, ha venido sirviendo acometiendo, sin importarle demasiado,el injustificado sufrimiento de tantos millones de españoles que ingenuamente no sabían lo que elegían en una pantomima de elecciones que, utilizando dinero público, en campañas engañosas, lograron sorprender la generosidad y la buena voluntad de unos buenos millones de españoles que no podían ni sospechar lo que encima se les venía. CON LAS MANOS VACIAS TOTALMENTE DE RESULTADOS, utilizando su aplastante mayoría absoluta en una falacia congresual que nada tiene que ver con la democracia, se atreve a celebrar su primer año en un DESGOBIERNO indicando a las claras descaro y mala voluntad, dirigiendo a los ciudadanas de España , como si de un Dictador se tratara y como si nunca hubiera tenido abuela, su incalificable e inmoral autobombo de lo "bien que está haciendo las cosas" considerándonos a todos como menores de edad o subnormales porque no tiene ya nombre el grado de desfachatez de este su DESGOBIERNO que no sabemos, todavía, al pozo que nos está dirigiendo.
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