«Camina por donde nunca nadie haya caminado, haz lo que nunca nadie antes haya hecho. Deja tus propias huellas y no pises sobre las huellas de los demás porque no dejarás marca. Si caminas por donde ya has caminado, encontrarás lo que ya habías encontrado.»
Y de repente fue el último verano. Nada será igual, de hecho nunca es igual. Las estaciones se repiten, están por encima de nosotros, pero a pesar de repetirse tampoco nunca serán iguales. Nos acercamos a Marzo y por tanto la primavera ya está muy cerca, en Valencia ya llegó, todos los medios hablan estos días de la «primavera valenciana» y pronto se hablará de la «primavera española», pero mi almendro sigue sin florecer. Sé que un día de estos me sorprenderá, pero también sé que el año pasado a 1 de Febrero ya estaba florido con todo su esplendor y nos deleitaba con su aroma dulzón. Y hace unos años floreció dos veces, puesto que brotaron unas cuantas flores a finales de Agosto. Todo en este mundo anda revuelto. Si creyera en Dios como en Darwin diría que nos está poniendo a prueba una vez más, pero a pesar de haber estudiado en un seminario católico, mi bachillerato fue de ciencias y luego también me decante por la Biología, así que mis creencias no van más allá de la Energía y la Genética.
La evolución pasa por la selección natural: o te adaptas o desapareces. Dentro de cada especie sobreviven los seres más fuertes, así se asegura la continuidad de los mejores genes. Los seres humanos tenemos la capacidad de alterar la genética gracias a la evolución continua del conocimiento, así aplicando los avances científicos hacemos que ejemplares irremediablemente condenados a desaparecer no lo hagan, e incluso hacemos desaparecer equivocadamente algunos a propósito. Pensemos en un pueblo que ha tenido una mala cosecha o que haya sufrido un desastre natural, por solidaridad otros acuden en su ayuda interfiriendo en la selección natural. Podemos pensar también en personas que estarían condenadas a morir, por una alteración genética, que la medicina es capaz de paliar con lo que sus genes que no llegarían a transmitirse pueden hacerlo. También podemos recordar las muchas especies declaradas en peligro de extinción y otras que ya han desaparecido por la avaricia o desdén del ser humano. Soy consciente de que el hombre está alterando continuamente la selección natural, aunque también puede verse como ejecutores que formamos parte de la propia selección.
Ahora hemos entrado en una fase en la que cada país tiene tantos problemas que le resulta ya difícil estar pendiente de su propio ombligo como para cuidar de otros. Este hecho social se traslada también al individuo que mira más hacia si mismo y a su propia familia procurando salvarse él y los suyos, sin preocuparse de los que los que le rodean. Creo que la esencia del ser humano está sobretodo en la generosidad. ¿Cómo puedo yo vivir tan plácidamente si mi vecino lo está pasando francamente mal? Incluso pensando egoístamente tampoco funcionaría pues el mal del vecino acabaría afectándome a mí. Pensemos… Tenemos un montón de ejemplos y no sólo económicos. Si un vecino se infecta por un virus, pongamos el de la gripe por ser uno muy común, tendremos muchísimas probabilidades de contagiarnos. Al salir de nuestra vivienda y coger el ascensor, puede haber virus de mi vecino enfermo y ya no hace falta más, muy probablemente acabaremos tan enfermos como él. Si ha perdido su trabajo dejará de pagar la comunidad antes de cumplir con sus mensualidades de la hipoteca o los recibos de la luz y el agua, también nos veremos afectados.
Por esto y por mucho más creo que nos toca dejar atrás pequeñas rencillas o desencuentros y arrimar el hombro, aplicar el sentido común, eso sí el verdadero no el de Rajoy, y no permitir que unos pocos «listos» dirijan nuestras vidas hacia un abismo lejanamente olvidado y desconocido por muchos. Ese abismo al que nos quieren precipitar podría ser una esclavitud edulcorada, si no lo es ya. Ellos se creen que vivimos pendientes de un hilo, su hilo, pero es que ellos también viven pendientes de otro hilo. De indigestión también se muere uno, en mi tierra se dice que «de grandes comilonas están los cementerios llenos».
Ante la evidente pérdida de libertad, derechos y estabilidad, avocados a una nueva esclavitud de la que aún hoy muchos no son conscientes porque aún están al cobijo de los poderosos y se sienten a salvo de todo; todavía se sienten protegidos por ese poder al que han aupado. Veremos cuanto les dura a ellos la eufórica tranquilidad y la prepotencia absurda y fuera de tono. Si hasta la propia naturaleza está harta de nosotros, y es la Naturaleza, la propia Tierra en la que todos vivimos, quien realmente tiene todo el poder, sobre ellos y nosotros; ahí no hay diferencias entre amos y esclavos. Por eso creo que es precisamente a la Naturaleza a la que debemos respetar y cuidar, y no obedecer a unos ignorantes avariciosos hambrientos de poder. Sólo la unión hace la fuerza, siempre se ha dicho, ¿no? Pues unámonos aparcando nuestras pequeñas diferencias ante tanto atropello. ¡Gracias!
(c)Miguel Je 2012
(c)Miguel Je 2012
Un tema profundo y lleno de interés que has conseguido perfectamente sintetizar en un artículo que, aunque denso, al ser explicado con sencillez y meridiana claridad, llega a ese sentido común que los humanos parecen estar perdiendo, aporreados por la mediatez de una comunicación manejada a placer por unas manos manchadas con la lacra de la insolidaridad y el egoísmo que, ante la escasez, reaccionan con la más absurda y suicida de las acciones acaparadoras y malversadoras de los recursos del planeta. ¿Hasta cuando durará esta barbarie? He aquí la terrible incógnita en que nos han sumido a las sociedades de todo tipo ya sin distición de credos, geografías o economías. ¡¡Jamás!! la rica y explotadora Europa, pensó seriamente en la que se avecina para un continente derrochón y acaparador, que ha exportado al mundo entero los males de una sociedad alocada por un consumo irresponsable y salvaje que engorda a capitalistas y crea pobreza y miseria.
ResponderEliminarActualmente los avatares del destino están fomentando que una quinta parte de la humanidad muera diabética por su exceso y las restantes cuartas quintas partes muera de inanición. Tratar de ser un liberto, de comprar la libertad a tu esclavizador es una hazaña que ni siquiera en una vida entera se pueda conseguir, siempre soñé desde adolescente en vivir en la utópica autosuficiencia, la cantidad de trabajo es ingente y la inversión, también, pero no podemos crearnos un mundo aparte, las aguas de regadío pueden estar contaminadas, el clima está alterado y las cosechas se pierden, hay gente desesperada deambulando y entrarán en tus dominios para robarte... En definitiva, la solución debe de tener mayor alcance, sólo un sistema global y socialista, democrático y libre, donde la igualdad social sea un hecho real y exista un alto nivel ético en la sociedad, podría permitir sobrevivir a este infierno distópico que es la continuidad de lo que hoy está establecido.
ResponderEliminar